Sandro Marcone
Sandro Marcone

La Inteligencia Artificial () se ha convertido en el avance tecnológico que sigue marcando la pauta en el mundo. Cada vez son más los sistemas en los que se busca implementar este tipo de tecnología y la educación no escapa de este ámbito.

Con el advenimiento de los chats de IA regenerativa como ChatGPT, el modo en que los chicos estudian y aprenden ha cambiado radicalmente. Atrás quedaron las láminas Huascarán o la misma enciclopedia Encarta, pues ahora se puede conocer prácticamente cualquier cosa con solo hacer la pregunta correcta a un bot que no solo ofrece resultados, sino que los expresa en un lenguaje humano.

Esta nueva situación trae consigo una serie de cuidados y responsabilidades a tener en cuenta por parte de los padres y maestros, para quienes adaptarse a esta forma de obtener conocimiento se vuelve una obligación si lo que se quiere es que los más pequeños se desarrollen adecuadamente en un mundo que es más digital y que redefine el concepto de lo que es el alfabetismo.

Al respecto, conversamos con Sandro Marcone, experto en tecnología educativa y columnista de Perú21, quien nos ofrece mayores alcances de lo que significa esta nueva herramienta tecnológica de conocimiento y su trascendencia en las aulas del presente y próximo futuro.


¿Cuál crees que es la importancia de la IA?

La inteligencia artificial abre un mundo nuevo, pero creo que es importante entender que esta ya existía. La inteligencia artificial es muy antigua, pero lo que ha pasado desde noviembre del 2023 es que con esta tecnología el ser humano ya no necesita hablar el lenguaje de las máquinas. Las máquinas hacen cosas y nos entienden en nuestro propio lenguaje. La inteligencia artificial generativa no necesita que seas un programador y yo creo que el punto de inflexión es ese.

El punto de inflexión es que la interfaz es absolutamente abierta, ya no tiene costos en transformación, ya no están cerradas y entonces estamos descubriendo el potencial. Yo obviamente soy un partidario del uso, por ejemplo, de ChatGPT en la educación.


La IA está ganando más terreno en las aulas ¿Cómo podemos abordar esta tecnología?

Tenemos todavía desafíos básicos, que tienen que ver con la lectoescritura, pero si los chicos van a usar esta tecnología, hay que migrar la tarea. Ya no puedo, pues, mandar a hacer una monografía sobre qué hice en mis vacaciones. Lo que tengo que hacer es un trabajo y pedirles los que me entreguen, como parte de este trabajo, los prompt que usaron en el chatGPT.

La manera como escriben los prompt te va a dar una idea clara de si están entendiendo o no la herramienta que están usando, cómo están buscando información. Es cómo planteas la tarea y lo que hay que buscar es evolucionar eso más que la respuesta en sí misma y cuántas hojas tiene. Es cómo utilizan las herramientas que tienen a mano.


Ya no es solo leer y escribir...

A mí me preocuparía hoy un chico de 15 años que no sepa usar Google para hacer la tarea. Y si a alguien le dejan una tarea que se puede copiar y pegar, yo le pondrían mala nota por no haber copiado y pegado. Porque si a ti te dan una tarea que puedes cubrir de la manera más eficiente con un recurso, eso es lo que haces en la vida.


Ahí es donde entran los educadores...

¿De quién es la responsabilidad de que tú no sepas usar ese recurso? Es un nuevo contexto y es algo que a veces los educadores perdemos de vista también, lo que es la educación, para que sea significativa, para que exista aprendizaje, tiene que estar contextualizada. De esa manera, tú no puedes ir a la selva y enseñarles sobre los glaciares o enseñarles a pescar lenguado, o sea, porque está descontextualizado. El contexto de todos nuestros menores es un contexto digital, no podemos renunciar a prepararlos para su contexto. Les estamos robando futuro cuando nosotros decimos: ‘no, mejor prohibimos porque no sabemos cómo manejarlo’.


¿Y qué opinas de las iniciativas del Estado como el caso de la ciudad de Oslo y su proyecto de ChatGPT en las aulas?

Nuevamente, el Estado decide, el Gobierno toma una decisión a veces muy avanzada y de repente, en 10 años, nos sentamos en la mesa a escuchar cómo Oslo ha retrocedido. Podría pasar porque, nuevamente, el diseño de políticas públicas no puede ser igual para todo el mundo. Por eso decía que la decisión final debería estar en el docente de aula, en la escuela. Ahí es donde mejor se puede definir quienes son mis estudiantes, en qué son hábiles y si ya tienen suficiente conocimiento. Todo debe formar parte de un plan bien detallado.


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