[Opinión]: Cristián Faúndes: El momento de los acuerdos. (Foto de marcelo segura / Presidencia de Chile / AFP)
[Opinión]: Cristián Faúndes: El momento de los acuerdos. (Foto de marcelo segura / Presidencia de Chile / AFP)

El plebiscito del domingo 4 de septiembre sorprende por el contundente triunfo del rechazo con 61,86% versus 38,14%. La claridad numérica ofrece algunas certezas; sin embargo, también permite inferir que existe espacio para la incertidumbre.

Con este resultado la ciudadanía descarta la propuesta elaborada por la constituyente. Nada más y nada menos. El problema es que así culmina abruptamente también el mecanismo institucional generado para conducir políticamente la revuelta que comenzó en octubre de 2019, con el agravante que no alcanzó la meta propuesta.

Como consecuencia, nos encontramos ante la incertidumbre del “día después”. Que lastimosamente se podría expandir a la “semana después”, o al “mes siguiente”…, indefinidamente. Ocurre que en el plebiscito del 25 de octubre de 2020 los votantes optaron por la elaboración de una nueva Constitución. Entonces, el proceso constituyente no ha terminado; sin embargo, la clase política se quedó sin hoja de ruta para darle continuidad. En este momento los partidos políticos buscan la manera de responder a este requerimiento del pueblo, luego de que el último escrutinio sepultara el primer intento.

La pregunta es de qué manera el liderazgo político responderá. El gobierno convocó a los líderes a un encuentro para dirimir respecto de los pasos a seguir, pero no todos confirmaron asistencia. Algunos sectores de izquierda todavía se lamen las heridas, culpan al gobierno por la aplastante derrota y el presidente Boric realizó su primer cambio de gabinete. Por otra parte, los más radicales se niegan a hacer un mea culpa, mientras que los más totalitarios de ese sector disfrazan sus intenciones con un manto de democracia. Sin mayores aspavientos, Chile Vamos, el bloque de centroderecha, ratificó su compromiso por la elaboración de una nueva Carta Magna.

En política, rara vez se dan segundas oportunidades como la que presenciamos actualmente en nuestro país. Sin embargo, estamos con un pie forzado. El sector político debe alcanzar los acuerdos necesarios para continuar con el proceso constituyente en forma legítima, con un gobierno débil y un congreso dividido. Todo lo anterior, en un escenario de crisis latente por el cúmulo de demandas todavía insatisfechas que provocaron el estallido de 2019.

Una lectura generalizada respecto de lo sucedido el domingo es que el pueblo chileno prefiere la moderación y rechaza la violencia física y verbal, que no estamos para experimentos impuestos por un sector político. Que buscamos un texto constitucional que implique un pacto de convivencia. Del otro lado de la moneda, este resultado no es otra cosa que un mandato al sector político, un claro mensaje que ha llegado el momento de los acuerdos.