Patricia Araujo, profesora e investigadora de Ingeniería Química de la Universidad de Ingeniería y Tecnología (), descubrió que amaba la ciencia cuando era una niña. “Siempre me gustaron la química, la física y las matemáticas”, contó entusiasmada.

Sus padres –una profesora y un estricto contador– le enseñaron lo que era la disciplina: ese conjunto de normas que todo científico debe conocer para conseguir resultados. “Mi mamá nos inculcó ser responsables con las tareas de casa y del colegio, y mi papá fue siempre bien correcto con las cuentas”, recordó.

A inicios de 2004, Patricia, incentivada por sus padres, se mudó a Brasil, donde obtuvo una maestría y un doctorado en la Universidad de Sao Paulo. Luego realizó dos posdoctorados en Ingeniería Química en la misma casa de estudios.

Sus investigaciones han sido publicadas en importantes revistas internacionales, dando muestra de la calidad de su trabajo. También escribió el capítulo 10 del libro Petroleum Science Research Progress en 2008, y este año colaboró con un capítulo del libro Analytical Characterization Methods for Crude Oil and Related Products.

En 2013, tras ganar gran experiencia, volvió al Perú para volcar su conocimiento a las nuevas generaciones en las aulas de la UTEC. Allí lideró una importante investigación sobre la descontaminación de aguas que contienen fenoles, un compuesto tóxico que las empresas informales que trabajan con petróleo, textiles o colorantes vierten a los ríos.

Un año más tarde, Patricia se casó con el ingeniero químico Roberto Coda Tonione y asumió la dirección de la Facultad de Ingeniería Química de la UTEC. Sin embargo, al salir embarazada, renunció y se dedicó de lleno a su hija.

“Ser madre es lo más maravilloso que te puede suceder. No es un limitante como profesional”, aseguró Araujo. En su opinión, los hijos son un impulso vital para salir adelante. “Si ellos no ven a una madre que se esfuerza, sobresale y se preocupa por su vida profesional, ¿cómo le vamos a pedir que hagan lo mismo? Uno tiene que educar con el ejemplo”, reflexionó Araujo.

Por eso, tras meses fuera de las aulas, regresó con el ímpetu que la caracteriza para seguir enseñando Química a sus alumnos de la UTEC. Y esto le alegra, porque es testigo de que cada vez más mujeres se interesan por su carrera, y por las ciencias en general. Es el país, dice ella, el que más sale ganando.