Familias de San Martín y Ucayali durmiendo en plena pista de El Agustino. (FOTO: RENZO SALAZAR / GEC)
Familias de San Martín y Ucayali durmiendo en plena pista de El Agustino. (FOTO: RENZO SALAZAR / GEC)

Varadas en las autopistas de Lima, sin respuestas y expuestas al temible –que, hasta la fecha, ha infectado a 16,325 peruanos y matado a otros 445–, cientos de familias que no cuentan con recursos económicos luchan por regresar a sus regiones en pleno estado de emergencia.

Enormes grupos, conformados por niños, adultos y ancianos, caminan durante horas sin dirección, en búsqueda de un lugar donde descansar y alimentarse.

Algunos son escoltados por la Policía, otros pasan la noche a la intemperie sin ningún tipo de seguridad. Mientras viven esta pesadilla, intentan comunicarse con sus autoridades sin éxito. Tal parece que nadie está dispuesto a escuchar sus ruegos.

Intentan llegar a sus hogares. Como no reciben ayuda, han tomando pistas y parques. Necesitan pruebas de descartes y buses hacia sus regiones. (FOTO: RENZO SALAZAR / GEC)
Intentan llegar a sus hogares. Como no reciben ayuda, han tomando pistas y parques. Necesitan pruebas de descartes y buses hacia sus regiones. (FOTO: RENZO SALAZAR / GEC)
Cientos de personas se dirigen hacia Pucallpa y esperan ser evaluados con pruebas rápidas.

Sin respuestas

A José Luis Isuiza de Pucallpa la cuarentena lo sorprendió cuando trabajaba en una fábrica de Arequipa. Hizo lo imposible para trasladarse a su natal Nueva Requena, pero, una vez en Lima, se quedó varado junto a sus tres hijos de 6, 8 y 11 años.

La desesperación lo llevó a buscar a más personas en su misma situación. Hasta el domingo, dormía en el cruce de la avenida Ramiro Prialé y la Vía de Evitamiento junto a otros 600 infortunados que también quieren llegar a la selva.

“No nos están apoyando con ninguna movilidad pese a que hay bastantes niños”, asegura. Los que, en un primer momento, le prometieron ayuda desde Ucayali han dejado de contestarle los mensajes.

José Luis cuenta que el lunes, efectivos de la Policía les dijeron que debía dirigirse a Huaycán, a 18 kilómetros de distancia de donde acampan.

Le aseguraron que en ese lugar les aplicarían las pruebas rápidas de descarte de COVID-19. Pero prefiere no moverse. No confía en nadie, siente que nada es seguro.

Algunos 'caminantes' sí llegaron a Huaycán después de casi cinco horas. (FOTO: RENZO SALAZAR / GEC)
Algunos 'caminantes' sí llegaron a Huaycán después de casi cinco horas. (FOTO: RENZO SALAZAR / GEC)
El camino es complicado y no tiene un final, por el momento. (FOTO: RENZO SALAZAR / GEC)
El camino es complicado y no tiene un final, por el momento. (FOTO: RENZO SALAZAR / GEC)

La misma duda tiene Sally Castro, quien duerme a la intemperie junto a su pequeño Piero de cinco años. En su casa –también en Nueva Requena– la espera su otro hijo de diez. Se arrepiente de haber aceptado un puesto en la capital, tan lejos de él.

“Pasé 15 días viviendo en un hotel, pero se me acabó la plata y me botaron, ya no tengo recursos”, cuenta esta madre, que ya tiene una semana en la calle, viviendo de la caridad de los vecinos de El Agustino.

Sin recursos y en la nada

“Hace una semana nos hemos empadronado con el gobierno regional y hasta ahora no recibimos respuesta; no tenemos nada que comer, ni dónde vivir y por eso hemos tomado esta decisión”, cuenta César Noa, alcalde del Centro Poblado de Pampamarca en Apurímac, a quien lo encontramos en el km 23 de la carretera Panamericana Sur.

Llegó a Lima para acompañar a un niño de su localidad a recibir un tratamiento médico y el cierre de los terminales terrestres lo perjudicó. Sin dinero, camina junto a 150 personas pidiendo ayuda.

Lo acompañan en este éxodo madres de familia, menores de edad, una mujer gestante y un bebé de solo tres semanas de nacido.

“Algunos han decidido irse porque ya no tienen dónde vivir, otros porque se quedaron sin trabajo o porque ya no podían pagar el alquiler de sus cuartos. Quieren regresar a salvo a su tierra”, sostiene.

Como a los ‘caminantes’ de Ucayali, a los de Apurímac tampoco les contestan los teléfonos y se sienten abandonados, a merced de la pandemia.

“Estamos dispuestos a pasar el chequeo del COVID-19 y también a hacer la cuarentena, pero queremos estar en un lugar seguro”, afirma César Noa desde el Puente Llanavilla en Villa El Salvador, donde pernoctará con los más vulnerables, mientras los que todavía tienen energías seguirán avanzando a pie.

Quieren llegar a Apurímac y caminan largas horas por la Panamericana Sur. No reciben ayuda. (FOTO: ALONSO ZAMBRANO / PERÚ21)
Quieren llegar a Apurímac y caminan largas horas por la Panamericana Sur. No reciben ayuda. (FOTO: ALONSO ZAMBRANO / PERÚ21)

Tenga en cuenta

- El presidente del Consejo de Ministros, Vicente Zeballos, confirmó que parte del segundo lote de las 330 mil pruebas rápidas que llegaron de China irá destinado a hacer descartes a los ciudadanos que intentan desplazarse hacia sus regiones.-

- El presidente Martín Vizcarra aseguró que se está coordinando con los gobiernos regionales para que, de manera gradual, faciliten el traslado de las familias que se han quedado varadas en la capital.