Desde el lunes 25 de mayo, los talleres mecánicos, de planchado y venta de repuestos ubicados a lo largo de las nueve cuadras de la Av. Intihuatana –en el límite de –, volvieron a abrir sus puertas. Esto pese a las restricciones de circulación y a que, por aquel entonces, este tipo de negocios no formaban parte del reinicio de actividades económicas.

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Así lo comprobó Perú21 que, durante esos días, recorrió la zona para corroborar que en ambas veredas de la vía había grupos de personas trabajando con total normalidad. Si bien la mayoría llevaba puesta una mascarilla, en algunos casos no cumplían con el distanciamiento recomendado por las autoridades (más de un metro).

Además, al ser locales pequeños, los negocios utilizaban la calle como cochera para estacionar los vehículos de sus clientes. Hasta el día de hoy, en plena vía pública, realizan trabajos de pintura, lavado y reparación de automóviles y motocicletas.

Este diario conversó con el administrador de uno de los locales, quien solo se quiso identificar como Julio. Él manifestó que todavía no recibe el mismo número de clientes que de costumbre y que, para tener ingresos, intenta cumplir con las medidas de prevención para evitar contagios de coronavirus. Lamentablemente, las fotografías muestran otra realidad.

La otra cara

A pocas cuadras de la actividad informal, una tienda Maestro permanece cerrada al público desde que se decretó el Estado de Emergencia Nacional el 15 de marzo.

Esto podría cambiar con la reciente aprobación del Decreto Supremo Nº 101-2020, que aprueba la venta, mantenimiento y reparación de vehículos automotores y motocicletas como parte de fase 2 de la reactivación económica.

Sin embargo, todavía falta la activación de protocolos por parte del Ministerio de Salud y que se confirme que las empresas podrán reiniciar sus servicios presentando una declaración jurada, la cual deberá estar acompañada de una labor fiscalizadora del Gobierno.

De esta forma, se evitaría que nuevamente el Estado no se dé abasto al momento de procesar los requerimientos, tal y como ocurrió durante la fase 1 de la reactivación económica.

Así lo asegura Miguel Vega Alvear, representante del sector privado en el Grupo de Trabajo Multisectorial que evalúa las medidas para la reanudación progresiva de las actividades.

“El mundo formal se está asfixiando por el hecho de que tiene que cumplir con todos los procedimientos, mientras que, por otro lado, los negocios informales no aguantan más y abren”, señaló a Perú21.

Para el empresario, es importante armonizar las restricciones sanitarias utilizando el sentido común y al mismo tiempo confiar en las empresas, que están comprometidas y necesitan funcionar para no quebrar.

“Si soy una empresa que para sostener mi negocio y a mis trabajadores estoy obligada a cumplir protocolos o sino me cierran, lo voy a hacer”, sostuvo, esperando que durante la segunda fase se pueda llegar al 80% del PBI.

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