La decisión de la víctima de no continuar con la denuncia refuerza la problemática de la violencia contra la mujer. (Foto: Difusión).
La decisión de la víctima de no continuar con la denuncia refuerza la problemática de la violencia contra la mujer. (Foto: Difusión).

Desalmado. Un hombre fue liberado por las autoridades de porque no había pruebas de física, pese a que fue captado golpeando a su esposa e hija de 10 años en plena calle.

El vecino Eduardo Huaroma, quien también es abogado, registró el preciso momento cuando un mototaxista empuja, golpea y patea a su pareja, de 26 años, frente a su menor hija.

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La niña entre lágrimas suplicaba a su padre que no golpeara a su madre, pero este la empujo y golpeó salvajemente en plena avenida.

Ante ello, el vecino no dudó en intervenir tras ver a la mujer y menor siendo agredidas a vista y paciencia de transeúntes.

Pese a la violencia ejercida, evidenciada por el vecino abogado y difundida a través de las redes sociales, el agresor fue liberado después de que los exámenes médicos no mostraran signos de violencia física, según la jefa de la Región Policial de Chimbote, Carol Vico.

Pese a la violencia ejercida, el agresor fue liberado después de que los exámenes médicos no mostraran signos de violencia física.

La decisión de la víctima de no continuar con la denuncia refuerza la problemática de la violencia contra la mujer y la impunidad que muchas veces acompaña estos casos.

La Policía ha asegurado que seguirán con las investigaciones, pero queda claro que se requiere de un cambio significativo para que se haga justicia y se proteja a las víctimas de estos crímenes tan atroces.


Violencia a la mujer: Cifras de espanto

La última Encuesta Demográfica y de Salud Familiar (Endes) 2023, elaborada por el INEI, revela que la violencia contra la mujer en nuestro país, en todas sus manifestaciones –agresiones psicológicas, físicas y verbales– sigue en niveles extremadamente elevados.

De acuerdo con los resultados, un 53.8% de peruanas fue alguna vez víctima de un acto de violencia por parte de su esposo o compañero. Y estos son los hechos que se denuncian, que si se registraran aquellos que pasan o se asumen –por ignorancia o temor– como una suerte de “normalidad”, la cifra ascendería verticalmente.

Sin ir muy lejos los feminicidios ya superan, en lo que va de 2024, la treintena y todo apunta a que este año se superarán largamente los guarismos del anterior, que llegaron a 49 muertes y 101 tentativas de lo que se puede calificar como feminicidios.

Un feminicidio, no lo olvidemos, es un asesinato que se produce por razones de género, es decir, porque la víctima es la mujer, generalmente en un contexto de pareja (real o anhelada) o de familia.

Igual de preocupante es que Endes haya reportado cifras que revelan que una de cada tres mujeres en el Perú es agredida por la persona con la que convive.

Los picos más alarmantes en el aumento de estos episodios de sangre son los que se registran en Apurímac, Áncash, Callao, San Martín y, en general, en las zonas de la selva.

Una vez más el país se estremece ante una realidad de espanto que no hace, sino empeorar año a año. Leyes de mayor rigor, penas que suman mayor número de años carcelarios y similares, se quedan en lo meramente punitivo, pues no ha logrado detener lo que es una cultura nefasta de maltrato.

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